martes, 11 de diciembre de 2007

Adivina, Adivinador (I)

Divertimentos de la Ciencia
Héctor Cabello
Universidad Autónoma de Coahuila


En alguna ocasión escuche a René Avilés Fabila decir que un cuento es una especie de adivinanza: el escritor sabe a donde va; el lector tiene que adivinarlo antes de que termine la narración. No se valen trampas- decía el autor del Gran solitario de palacio-, el escritor tiene que otorgar ciertas pistas-clave, sin descuidar su intención. En esta lucha, solo el lector inteligente podrá descifrar el nudo narrativo; si lo logra antes de que el cincuenta porciento de la trama haya transcurrido, el cuento es malo. Después, a medida que el final se acerca, la historia va siendo cada vez mas buena en la medida- o en proporción directa-al apendejamiento del lector. En esta ocasión deseo recuperar la idea de Avilés Fabila: ¿quieres jugar, o prefieres cerrar el libro?

¡Muy bien¡, aceptas el reto . Te diré en principio que la persona en cuestión tuvo una larga vida; tan prolongada existencia vivió que se opuso- con toda madurez- a las dos guerra mundiales. Nació justo cuando el General Ulises S. Gran se reeligió como Presidente de los Estados Unidos, y falleció dándoles la mano solidaria a los estudiantes en lucha en Berkeley y en Paris( de seguro leía a otros iluminados: Sartre, Marcuse a Kerouack, Nacido en 1872, aun se dio tiempo para ver de cerca el tristemente célebre Caso Watergate.

Una lista más que arbitraria (e incompleta, of course) enumera sesenta y ocho publicaciones de quien hablamos, habría que agregar sus cientos y cientos de artículos en revistas especializadas. ¿ Quieres algunos títulos como para que le sirvan de pesquisa? Ahí te van: El uso del lápiz labial, Modales de los turistas, Maltrato de las esposas y eligiendo cigarros. Su primer libro se publicó en 1896 y el ultimo ( que se llamo Ensayos de análisis ) se dio a la prensa en 1973, poco después de su muerte.

Los temas acerca de los cuales escribió fueron muy poco variados, véase si no: geometría, filosofía, matemáticas, justicia, reconstrucción social, ideas políticas, misticismo, lógica, bolchevismo, china, la mente, la industria, ciencia, la relatividad, educación, escepticismo, matrimonio, felicidad, moral, ociosidad, religión, cuestiones internacionales, historia, el poder, la verdad, el conocimiento, la autoridad, ciudadanía, ética, autobiografía, ateísmo, sabiduría, el futuro, el desarme, la paz y crímenes de guerra, entre otros temas. En 1959 publicó un libro sobre la guerra nuclear (Que chiste- dirá algún avieso lector- después de lo de Hiroshima y Nagasaki). Sin embargo, a favor de nuestro personaje diré que treinta y seis años antes, para ser exactos en 1923, dio a la luz pública su Abecé de los átomos (¡Bófanos¡)

A estas alturas del relato, de seguro que dos o tres lectores ya habrán adivinado de quién estamos hablando; para el resto de los mortales continuare dando pista- según la recomendación de Avilés Favila.

Antes de cumplir los cuatro años de edad, este pobre cuate se quedó huérfano de padre y madre, por lo que pasó su infancia en casa de un abuelo, quien por cierto era Conde. Entre los antecedentes de nuestro personaje se puede apuntar que:

Pertenecía a la aristocracia Whig que, si bien se aislaba herméticamente de todo contacto con el populacho y hasta de la clase media, tenia un apego incomprensible por las ideas radicales…1

Como su padres habían sido ateos y ultra radicales, dejaron por escrito que su hijo fuera educado bajo la egida de John Stuart Mill. Pero (¡oh decepción¡) su abuela decidió que la Biblia era el mejor camino y, según algunos autores, esta eventualidad engendro uno de los mas perversos anticristianos. A sus quince años ya declaraba su ateísmo; lo escribía en su diario y lo hacia en griego por aquello de los pajaritos en los alambres.

Las matemáticas fueron su primera y gran pasión vital; en su obra cumbre escribió: Las matemáticas me gustan porque no son humanas; poseen no solo la verdad, sino un belleza suprema, fría y austera, como la de una escultura, de una perfección tal que solo el gran arte puede mostrar. Esto lo escribió la ultima noche de 1899, justo cuando el nuevo siglo entraba por su ventana . Curiosamente, otra criatura descabellada, ese misma, cabalística noche, terminaba también la mas excelsa de sus obras: La interpretación de los sueños, que propicio la segunda revolución psiquiátrica.
Las obras filosóficas de quien estamos hablando nunca tuvieron el reconocimiento de sus colegas ni repercusión intelectual alguna, aunque si del gran publico . Por ejemplo Historia de la filosofía occidental, La conquista de la felicidad, y El conocimiento humano, publicados entre 1946 t 1949, tuvieron mucha resonancia. Se trataba de un filosofo que abandonaba su torre de marfil para llegar al mundo . La divulgación de sus ideas le mereció cárcel repetidad veces, en 1916, en 1918, y en 1940; todavía, en 1961 – a sus ochenta y ocho años de edad – fue condenado a pasar un mes en prisión; ¡Qué vergüenza… un anciano de ochenta y ocho años- dijo alguien. Pero el juez inmutable, respondió: Es bastante mayor como para saber lo que debe hacer.

Nuestro amigo( seguro que ya lo es) había acusado de diversas maneras: sus libros eran: Lascivos libidinosos, venéreos, erotomaniacos, afrodisiacos y ……?

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